Cómo presentar tu proyecto arquitectónico de forma efectiva y profesional
- Manuel Elihú Díaz
- 7 nov
- 9 Min. de lectura

Presentar tu proyecto arquitectónico no es un trámite, es el acto profesional que traduce una idea técnica en una decisión real. En la práctica contemporánea donde existen clientes ubicados en distintos estados y con revisiones en la nube, la presentación es la herramienta que genera confianza, deja claro el alcance y los límites del trabajo. No se trata de mostrar planos o renders bellos, sino de explicar con empatía cómo se materializa una inversión, cuáles son las restricciones y cuáles las soluciones concretas. Una presentación estratégica protege al arquitecto y acompaña al cliente en la toma de decisiones, mientras que una presentación espontánea multiplica malentendidos, expectativas imposibles y trabajo adicional.
Experiencia propia
Hace casi 25 años (septiembre de 2005), junto a un amigo, desarrollamos un proyecto urbano en Querétaro mediante un Ecoparque Lineal sobre el río de Avenida Universidad. La propuesta contemplaba saneamiento ambiental conforme a la programación municipal, provisión de ciclovías, espacios de convivencia, comercios locales y equipamiento urbano para fortalecer la integración social. Primero lo presentamos ante la Coordinación Estatal de Desarrollo Municipal (CEDEM), donde fue bien recibida por el Lic. Héctor González Ruiz, una persona profesional y respetuosa, que con entusiasmo abrió las puertas a promoverlo. Después la expusimos ante el Secretario de Desarrollo Urbano Estatal, el arquitecto José Luis Covarrubias Herrera, un funcionario grotesco y vulgar, que en su momento destruyó la idea.
Llevábamos más de diez láminas de planos, renders y un guion bien ensayado varias veces. Llegamos diez minutos tarde y con la misma soberbia que lo caracterizaba, nos recortó ese tiempo. No había dónde desplegar las láminas, así que improvisamos sobre su escritorio. Interrumpía a cada momento, fue grosero y terminó descalificándonos con insultos. Nos dijo que éramos jóvenes sin idea, que él había sacrificado mucho para llegar a ese puesto, que a nuestra edad solo pensaba en novias y que el proyecto jamás se construiría. Solo ofreció registrarnos como proveedores de proyectos para el Estado.

La experiencia fue frustrante, pero decisiva. Me enseñó que no basta con tener una buena idea, sino una estrategia. Comprendí que una presentación profesional requiere estructura, ritmo y claridad, sin repetir lo que el cliente quiere escuchar, sino de mostrar lo que necesita entender para abrir su perspectiva. Desde entonces, cada proyecto lo presento con un guion sólido, con dominio técnico y fluyendo en una narrativa que conecte con impacto.
El Ecoparque Lineal era una intervención de 7.8 km, con 22,000 m² aproximadamente de área transformada y 3,500 m² de construcción. Incluía 300 negocios semifijos, 350 empleos directos y una estrategia para combatir la inseguridad a través del ordenamiento urbano y la actividad económica. Hoy sé que una propuesta así no se defiende solo con planos y renders: exige una carpeta financiera, estudio de inversión y un discurso que articule imagen urbana, impacto fiscal y viabilidad técnica. Aquella presentación fallida fue el inicio de una metodología que sigo aplicando: cada proyecto necesita propósito, estrategia y una presentación que lo respalde con inteligencia, no con nervios ni hablando a lo loco.

Con el tiempo esa lección se reforzó. Durante la pandemia en 2020, al trasladar mis clases de la UNITEC a entornos virtuales, me reinventé. Conforme pasaron los primeros meses, pasé de Skype a Microsoft Teams y comencé a usar OBS studio para crear presentaciones potentes, grabadas y con control de tiempos. Integré OneDrive para compartir carpetas con la documentación de proyectos con mis alumnos e incorporé Twinmotion para incluir sonido ambiental en recorridos con clientes para transmitir la atmósfera, no tanto como efectos decorativos, sino como herramienta para dar realismo. Mi experiencia con mis tropiezos iniciales se convirtió en la base de mis mentorías actuales: enseñar a arquitectos jóvenes, emprendedores y empresarios inmobiliarios a presentar sin nervios, con disciplina y con una estrategia que dignifique la profesión.
Marco teórico de la presentación arquitectónica
La presentación de un proyecto arquitectónico es una mediación entre el conocimiento técnico y la percepción del cliente. Primero está la representación gráfica: mostrando bocetos, planos, maqueta virtual o física y el modelado digital, que son lenguajes que requieren traducción por parte del arquitecto. Después está la noción del espacio entendido como experiencia, donde autores como Bruno Zevi y Christian Norberg-Schulz mencionan que el diseño debe “saberse ver” y comunicarse en términos de uso y experiencia. Posteriormente está la metodología de exposición, como la estructura: introducción, desarrollo y conclusión, organizada con una narrativa que facilita la toma de decisiones. La conjunción de estos tres elementos convierte la presentación en una herramienta de gestión y no en un accesorio estético. A continuación, detallo la estructura.
Cómo presentar tu proyecto: la introducción
La introducción debe situar al cliente con impacto. El arquitecto se presenta con autoridad (no con nombres de pila ni diminutivos, sino con la palabra “arquitecto”, como el profesional que es), indica su rol y muestra el nombre del proyecto; un nombre comercial, adoptándolo como un producto, con una denominación para una obra de arte, no como un simple proyecto. Se explica la ubicación exacta con su contexto físico y se entrega la ficha técnica del predio: superficie total, colindancias, topografía relevante, usos de suelo permitidos, coeficientes normativos aplicables y condicionantes (servicios disponibles, equipamientos cercanos, restricciones ambientales, servidumbres, áreas de riesgo, vulnerabilidades). En esta etapa se deja claro el objeto de la sesión: si se trata del anteproyecto, proyecto ejecutivo o presupuesto, y se explica la duración prevista de la presentación y las reglas para preguntas. Establecer estos parámetros elimina ambigüedades y evita que la sesión se convierta en un espacio de improvisación o negociaciones fuera del alcance acordado.
La introducción debe incorporar el inventario contextual que explica cómo el diseño responde a la vida real: los mueble que se consideran en el espacio, si el cliente traerá mobiliario existente, cuáles son las costumbres domésticas relevantes (colecciones, prácticas de uso, aficiones), siendo un punto clave porque el diseño sin conocimiento del hábito real del usuario tiende a ofrecer soluciones estandarizadas que no funcionan en la práctica. Al presentar la ficha, el arquitecto debe mostrar el cuadro de áreas en formato legible para no especialistas, traducir la terminología técnica y anticipar las limitaciones normativas que condicionan las soluciones. Hay que recordar que una introducción completa provoca menos sorpresas y genera confianza.
Escenarios profesionales
En una reunión, un despacho presentó renders muy padres y se saltó la ficha técnica. El cliente, confundido por las imágenes preguntó por la superficie real y descubrió que el predio era mucho más pequeño que la indicada en la escritura. La ilusión se truncó y la reunión quedó marcada por la sensación de engaño, porque los arquitectos no supieron qué contestar. Si la introducción hubiera mostrado primero la ficha técnica, las imágenes habrían tenido sentido y la discusión habría sido productiva.
Un colega arquitecto evitó explicar la zonificación para “no aburrir” al cliente. A la mitad de la sesión, el cliente pidió un aumento en el número de unidades de vivienda (departamentos) que la normativa hacía imposible, y la falta de una explicación temprana sobre límites legales transformó la reunión en frustración, ya que era lo más importante para el cliente. Explicar la normativa desde el principio evita estos desencuentros y protege la relación profesional.
El desarrollo: exposición detallada y comprensible
El desarrollo es el núcleo técnico y narrativo. En esta parte ya se generó confianza plenamente y se comienzan a desplegar las soluciones espaciales: el programa arquitectónico detallado en el plano, cuadro de áreas por uso, superficies de construcción en el espacio con imágenes y recorrido virtual, tipologías y distribución de espacios, mobiliario base considerado, accesos y recorridos principales, soluciones de iluminación y ventilación, y propuestas de materiales relevantes. Procurar incluir la justificación de cada decisión en función de la normativa, el microclima, la orientación, la accesibilidad y los requerimientos del cliente, mostrando la fuerza técnica del presentador, con datos verificables.
En paralelo a la descripción espacial se deben presentar cifras económicas generales del proyecto: estimación de costo por metro cuadrado, costo unitario por tipologías, monto global estimado y márgenes de utilidad, mostrando los montos con claridad, aclarando lo que incluyen y qué se excluye para evitar confusiones con el precio final de obra. Se termina por explicar la secuencia constructiva por etapas, los tiempos aproximados y los hitos decisivos (revisión de licencias, análisis de suelo, coordinación de instalaciones, pruebas y entrega). Todo esto se apoya en planos legibles, diagramas de flujo, renders realistas o un recorrido virtual, que utilicen mobiliario y referencias del mercado local para que el cliente pueda imaginar el resultado.
Escenarios profesionales
En desarrolladora Homex, un compañero arquitecto mostró la densidad como cifra: 150 viviendas por hectárea, pero el funcionario de morena en la dirección de desarrollo municipal interpretó eso como “amontonamiento y hacinamiento neoliberal” y la conversación se congeló. En la siguiente sesión, la misma cifra se acompañó con un diagrama que mostraba su distribución vertical con la porción de áreas verdes, equipamientos y metros cuadrados por unidad. La percepción cambió radicalmente: la explicación visual transformó un número frío en una estrategia urbana coherente y socialmente aceptable.
Presenté renders con mobiliario usando marcas de alto costo que venían en el software, autos deportivos que me parecían padres, y se me hizo fácil usar acabados que no correspondían al mercado local, cuando el cliente preguntó con sarcasmo si todo eso venía incluido en el precio; el resultado no fue risa sino desconfianza. Cuando el proyecto en la siguiente reunión se ajustó a referencias de tiendas locales y mobiliario estándar, sin jugar con el software, el cliente pudo imaginar la vivienda como alcanzable y la conversación se volvió constructiva.

La conclusión: cerrar con claridad y pasos siguientes
La conclusión sintetiza y cierra para “vender el proyecto”. Se concluye con las fortalezas del diseño, explicar qué observaciones del cliente fueron incorporadas y cuáles quedan pendientes, indicar el estado actual de la documentación y los pasos inmediatos: fechas de entrega de versiones, plazos de revisión, condiciones para cambios y el esquema de honorarios adicionales por revisiones fuera de las tandas acordadas en el contrato. Se detalla qué incluye la fase presentada y qué corresponde a fases posteriores (presupuestos, proyecto ejecutivo, dirección de obra, etc). En el cierre profesional se debe dejar un acta mínima de acuerdos o un resumen por escrito con las acciones pactadas y responsabilidades, cuando menos mediante una minuta.
Por experiencia, improvisar o forzar la conclusión conduce a malentendidos, ya que hablar de más o hacer cambios en vivo sin acordar el alcance produce trabajo adicional y diluye la autoridad profesional. En mi práctica, cerrar con un plan de acción claro, con fechas y costos condicionados, protege la relación y facilita la toma de decisiones por parte del cliente, seguido de una ronda de observaciones y recomendaciones breve al final.
Escenarios profesionales
En una reunión con Microsoft Teams y OBS, ante la petición de un cliente de mover un muro para ampliar su cantina, abrí Twinmotion y comencé a modificar en vivo, cuando se empezó a trabar la memoria RAM y colapsó la sesión, terminando en confusión técnica. La solución profesional es registrar la petición en Microsoft To Do para una próxima acción, explicar las consecuencias técnicas y económicas para agendar una revisión formal posterior, lo que transmite control y seriedad.
En una sala de juntas un colega de Homex mencionó un cierre escueto con el clásico “¿qué le parece?” y se transformó la reunión en una lluvia de dudas y críticas sin orden, alargando la sesión sin decisiones claras. Cerrar con un resumen de compromisos y una fecha para revisar las observaciones evita que la presentación se convierta en una sesión interminable sin resultados concretos.
Consideraciones finales
Presentar tu proyecto es ofrecer una propuesta comprensible, viable y gobernable. No se trata de impresionar con efectos visuales, sino de mostrar cómo el diseño responde a condiciones reales y a la vida de quienes lo habitarán. Una presentación profesional protege al cliente y al arquitecto: define límites de trabajo, condiciona las revisiones y asegura que las decisiones se tomen con información suficiente, sin sorpresas.
Las herramientas digitales que uso forman parte de ese control: Microsoft Teams para reuniones con grabación y enlace a la nube, OneDrive para controlar versiones y accesos en tiempo real, OBS studio para producir una transmisión limpia y Twinmotion para enriquecer recorridos con realismo. Estas prácticas no son un espectáculo para entretener ni hacerme el intelectual; son procedimientos que me permiten dejar un rastro técnico y una memoria de decisiones, imprescindibles en proyectos que avanzan a distancia.
Para mis clientes mis esfuerzos muestran transparencia, plazos definidos y la seguridad de que su inversión se presenta con rigor, y para los arquitectos en formación implica aprender a construir un guion, ensayar la exposición y profesionalizar el cierre de cada sesión. En mis mentorías entrenamos juntos, trabajamos la estructuración del guion, ayudo a traducir datos técnicos a lenguaje comprensible y simulamos presentaciones reales hasta lograr fluidez y control sin nervios, para que el resultado salga natural; como decía Tom Clancy en su novela “Rainbow Six”, no entrenamos para que salga perfecto, sino para evitar errores.
No hay atajos, hay que evitar improvisaciones, insistir en la ficha técnica, usar referencias reales y cerrar con acuerdos escritos: la práctica evita sorpresas y permite construir obras con respeto por el tiempo y el dinero del cliente. Una presentación estratégica educa al cliente, organiza el proyecto y define con claridad qué se hará, quién lo hará y cuándo. Esa es la diferencia entre un diseño que queda en papel y un proyecto que se construye.
Lecturas recomendadas
Norberg-Schulz, Christian. Existencia, espacio y arquitectura. Editorial Blume, Barcelona, 1975. https://es.scribd.com/document/374269585/Existencia-espacio-y-arquitectura-Norberg-Schulz-pdf (consultado el 1 de octubre de 2025).
Zevi, Bruno. Saber ver la arquitectura. Editorial Poseidón, Barcelona, 1980. https://drive.google.com/file/d/0B0g993sW66hRdWhmWmpXNnhIRHc/view?resourcekey=0-E5QWsp7DyApEF2HIyf_Wyg (consultado el 1 de octubre de 2025).
Recursos audiovisuales
Presentaciones urbanísticas de mis exalumnos de UNITEC en canal propio.
Conjunto urbano: Villa Aaquamarina https://youtu.be/bd-nsgzu218?si=5jcal8nxw8cwhbdg
Conjunto urbano Villas de Loreto https://youtu.be/7yug5qhe7ko?si=zjevodwioutndkxr
Real Jardín Esmeralda: Presentación final https://youtu.be/zzh9hvycjvw?si=cqhzxpicfomur31i
Presentación de Conjunto Azteca https://youtu.be/j-2uk-jk9ew?si=a4gt9t6mcpfze5e9
Presentación final Conjunto Cinturón Orión https://youtu.be/yvxtxrrfzuw?si=ml3nl_wiboj_h30d





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