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Tradición y modernidad en arquitectura residencial: cómo equilibrarlas

Patio central de vivienda residencial Plus, Casa Colorines con arcos barrocos forrados de cantera en arquitectura colonial con vigas de madera.

La arquitectura residencial en México se encuentra en un momento de oportunidad para propietarios de terrenos, inversionistas y desarrolladores quienes buscan proyectos que transmitan identidad y respondan a exigencias de habitabilidad contemporánea. La tensión entre tradición y modernidad se convierte en una herramienta de diseño que añade valor inmobiliario y prestigio social. Un dato estadístico respalda esta reflexión: el INEGI (2022) registró que la superficie promedio construida por hogar en México es de aproximadamente 81 m², mientras que en el segmento de vivienda de lujo los proyectos rebasan los 400 m² habitables con programas complejos, acabados de lujo y sistemas inteligentes. En este rango la arquitectura es un contenedor de actividades domésticas que elevan la calidad de vida de los residentes y un activo patrimonial que puede significar rentabilidad a largo plazo.


Arquitectos como Luis Barragán, Ricardo Legorreta y Antonio Attolini Lack abrieron camino con ejemplos de integración entre lo vernáculo y lo contemporáneo. En la actualidad prácticas profesionales como la del arquitecto Elmer Germán Moreno Escoto, con quien he tenido el lujo de colaborar, demuestran que el equilibrio entre tradición y modernidad sigue siendo una clave de éxito para proyectos residenciales en México.

 


La tradición como fundamento de identidad


La tradición arquitectónica mexicana no puede entenderse como un recurso decorativo, sino como un sistema que articula construcción, clima y cultura. Elementos como los zaguanes, los patios centrales o los portales no son accesorios: funcionan como dispositivos de control térmico, de ventilación cruzada y de relación social. Luis Barragán demostró que un muro con color podía transformar la percepción espacial; Legorreta tradujo esa lección en composiciones monumentales para vivienda y conjuntos urbanos; y Attolini Lack trabajó con arcadas y patios que retomaban el espíritu mediterráneo, pero adaptados a los modos de vida mexicanos contemporáneos con residencias perfectamente moduladas.


Estos elementos siguen siendo apreciados en el mercado. De acuerdo con Lamudi México (2023), las viviendas con rasgos tradicionales representan entre un 10 y un 20% de sobreprecio en operaciones de reventa. En consecuencia, para un inversionista la tradición arquitectónica deja de ser un capricho y se transforma en un argumento comercial de primer orden.

 


Modernidad como lenguaje de eficiencia


La modernidad se traduce en sistemas constructivos y espaciales capaces de dar respuestas a un usuario cada vez más exigente, por ejemplo, materiales como el concreto armado, acero y cristal permiten espacios diáfanos, dobles alturas y ventanales corridos. En el contexto de equipamiento interno, la automatización integra climatización, adaptabilidad a dispositivos inteligentes, fibra óptica, seguridad perimetral y gestión energética.


En la práctica contemporánea, la modernidad no es sinónimo de frialdad, comprobando en los proyectos de Elmer Moreno, quien ha practicado el concepto de “alta arquitectura mexicana moderna”, donde no se limita a mezclar lo antiguo y lo nuevo, sino que plantea tres principios proyectuales que se fusionan: valor, función y estética.


 



Casos prácticos de integración: tradición y modernidad




Este proyecto en la zona más exclusiva de México es un ejemplo de cómo reinterpretar el portal vernáculo dentro de un lenguaje contemporáneo. La residencia supera los 350 m² construidos, con programas que incluyen vestíbulos jerarquizados, áreas sociales de doble altura y recintos privados con terrazas abiertas, integradas a un diseño paisajista perimetral y abierto.


El diseño incorpora portales tipo hacienda en la fachada, pero con líneas californianas que suavizan la volumetría. El patio central tradicional es sustituido por un vestíbulo a doble altura con ventanales de piso a techo que garantizan iluminación natural y control visual hacia los jardines laterales. La modernidad se manifiesta en la cancelería de aluminio anodizado y en la modulación estructural de concreto armado, mientras que la tradición aparece en la proporción del vano, techos inclinados, aleros amplios, arcos de medio punto y en la secuencia espacial que recuerda al zaguán.


 




La construcción original constituye un ejercicio de hibridación entre el barroquismo formal y tecnología avanzada. Con más de 800 m² construidos, la residencia distribuye su programa en dos niveles: un nivel social con biblioteca, alberca y zonas públicas, y un nivel privado con recámaras, biblioteca, estudios, sala de TV y balcones independientes con vista al jardín.


La volumetría exterior retoma la exuberancia de la tradición ultrabarroca mexicana: columnas rectas, acabados naturales en relieve y fachadas con ornamentación minimalista, aunque detrás de su apariencia se despliegan sistemas de automatización para iluminación, climatización, audio y seguridad perimetral. La construcción funciona como una casa inteligente de gran escala, donde lo tradicional opera como discurso estético y la modernidad como soporte invisible de confort y eficiencia.


 




En contraste con los ejemplos anteriores, el Anteproyecto 1 plantea un modelo accesible de aproximadamente 42 m² iniciales, con crecimiento modular hasta alcanzar los 90 m². El concepto responde a la lógica tradicional de autoconstrucción y expansión progresiva, pero incorpora criterios de diseño contemporáneo: modulación estructural eficiente, ventanales amplios que favorecen la ventilación cruzada y acabados de cemento pulido simple.


La tradición no se manifiesta en ornamentación sino en el sistema de crecimiento por etapas, techos inclinados, materiales tradicionales y acabados naturales, mientras que la modernidad aparece en la racionalización de la estructura y en la flexibilidad del espacio. Se trata de un ejemplo que aplicó los principios de equilibrio que se pueden replicar en viviendas de lujo y otras soluciones sociales.


 


Consideraciones finales


La arquitectura residencial en México ofrece la posibilidad de articular tradición y modernidad como recursos complementarios para todas las construcciones, pero para inversionistas y propietarios, el verdadero reto es encontrar el equilibrio entre la superficie del predio, el presupuesto disponible y expectativa de uso del cliente.


Los proyectos mencionados anteriormente muestran que el equilibrio responde a fórmulas tradicionales, pero con conocimiento técnico y experiencia práctica. Un portal clásico reinterpretado, un patio transformado en vestíbulo o una fachada barroca convertida en contenedor de tecnología inteligente son pruebas de que el diseño arquitectónico puede generar valor patrimonial, habitabilidad contemporánea y una identidad cultural reconocible.


En el mercado actual los clientes con alta capacidad adquisitiva valoran la estética y la eficiencia, pero necesitan contar con un arquitecto que entienda esta dualidad como garantía de éxito, siendo posible entregar viviendas residenciales que cumplen con ellos tres principios fundamentales: valor, función y estética.


Quienes busquen un proyecto residencial exclusivo pueden contactar directamente al arquitecto Manuel Elihú Díaz, quien, junto con Elmer Moreno, desarrolla propuestas únicas en el mercado, integrando tradición y modernidad en viviendas que superan las expectativas de sus clientes.

 

Lamina de presentación de proyectos de vivienda campestre del arquitecto Manuel Elihú Con imágenes de renders fotografías y descripciones de proyectos residenciales tradicionales y modernos.


Fuentes

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